Comunicación de sordos (I)
El hecho de que una persona tenga una deficiencia auditiva no determina que no se pueda comunicar con el resto de seres humanos, sino que existen otras vías, otros métodos que pueden ser igual de válidos. Ante esta postura existen varias corrientes que, históricamente, han estado siempre enfrentadas: los que son partidarios de potenciar una comunicación oralista y los que defienden ante todo una comunicación gestual. Hoy en día ambas corrientes parecen haber llegado a un acuerdo y han sintetizado todos los enfoques en uno dándole el nombre de «comunicación total».
A continuación vamos a ir analizando los diferentes métodos uno por uno para que no pierdas detalle.
SISTEMAS ORALES (ORALISMO)
El principal objetivo de esta enseñanza es que la persona sorda adquiera la lengua oral y escrita de las personas que lo rodean en su entorno cotidiano. Es por esta razón que rechazan absolutamente el lenguaje de gestos porque ni lo consideran un lenguaje verdadero y además lo consideran un obstáculo para aprender el lenguaje oral y escrito porque al final los sordos acaban utilizando los gestos para comunicarse por su comodidad y facilidad.
– Sistema verbotonal: con este método se pretende aprovechar y optimizar el poco resto de audición que algunas de las personas con deficiencias auditivas pueda todavía tener.
Utilizan un aparato de tecnología moderna llamado Suvag que funciona filtrando el sonido, seleccionándolo, amplificándolo y codificándolo ayudando a la persona sorda a entender los pocos sonidos que le llegan.
La filosofía que esta corriente defiende es que la parte del cuerpo que realmente oye no es el oído, sino el cerebro y por ello hay que saber cómo entrenarlo para sacar el máximo partido a los sonidos que el oído es capaz de recoger.
El oralismo concluye finalmente que si una persona con deficiencias auditivas que percibe algunos sonidos, aunque sea pocos, no los utiliza ni los aprovecha, al final acabará perdiendo del todo esa percepción.
– Lectura labial: este método consiste en reconocer las palabras y recoger un mensaje a través de la interpretación de los movimientos y las posiciones que los órganos visibles encargados de la interlocución realiza la persona que le está hablando.
Este método presenta muchas dificultades para la persona con deficiencia auditiva ya que aunque algunos fonemas se distinguen perfectamente como la /a/ y la /u/, otros son imposibles de diferenciar como ocurre con el caso de /k/ y /g/. Para ello, tienen que desarrollar por su cuenta la «suplencia mental», es decir, imaginar por el contexto lo que realmente se está diciendo.
La persona a la que el sordo está leyendo los labios debe ser generosa y ayudarle en todo lo posible de esta manera: colocarse en frente de él y cerca, hablar de manera pausada, utilizar vocabulario sencillo que sabes que el sordo conoce y vocalizar lo máximo posible.
Por último hay que recordar que este método de comunicación resulta bastante agotador para una persona sorda y a menudo, en mitad de una conversación suelen perder la atención y dejar de leer los labios.