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Juan Ramón Jiménez II

Publicado por Aroa Plaza

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Continuando el tema iniciado en el artículo anterior hoy, en la sección de literatura de La Guía 2000, seguiremos repasando la obra del genial escritor Juan Ramón Jiménez. Como ya apuntamos, su obra puede dividirse en dos grandes etapas, en el primer post dedicado a este autor vimos las obras que componían ese primer momento de la escritura del poeta onubense (puedes consultarlo pinchando en el siguiente enlace: Juan Ramón Jiménez); por tanto, hoy nos encargaremos de revisar la segunda etapa poética que cierra su obra.

Si la primera etapa abarcaba el tiempo comprendido entre sus inicios como escritor y el año 1916, la segunda etapa arrancará ese mismo año. El primer libro que aparece en esta nueva fase es Diario de un poeta recién casado, considerado por el propio Juan Ramón como el texto más importante de toda su producción poética. Aquí se pone fin a la etapa modernista y se abre un nuevo camino para su poesía. A este periodo también pertenecen títulos como Eternidades, obra compuesta entre el año 1916 y 1917, Piedra y cielo, escrita entre 1917 y 1918, Poesía y Belleza, ambas con fecha del año 1923. Tras abandonar el modernismo, Juan Ramón cultiva la “poesía pura”,es decir, renuncia a todo lo trivial (recursos innecesarios, acontecimientos anecdóticos, elementos sentimentalistas, etc.) y refleja en su poesía, con un tono más intelectual, solamente la esencia liberada de cualquier atadura formal, tanto en la rima, como en el tipo de estrofa, etc. Con este enfoque, el autor consigue una poesía emotiva, personal y conceptual que por su dificultad no está dirigida a un público amplio, y que será acogida por minorías selectas.

Cuando Juan Ramón Jiménez ha de partir de España y se encuentra en el destierro su poesía se vuelve aún más profunda en la búsqueda de la verdadera esencia de la belleza, que se verá reflejada en las obras La estación total, del año 1944, y Animal de fondo, de 1949.Con este último libro el autor culmina su obra, se trata de una composición hermética y brillante con un halo de misticismo. En él aparece la figura de un dios, escrito en minúscula, que no es ese dios creador, redentor y padre de los cristianos, sino un dios que representa la idea que el autor tiene de lo verdaderamente hermoso.

Antes de cerrar este espacio dedicado a la obra de Juan Ramón, hemos de señalar la existencia del libro, escrito en prosa en torno al año 1917, Platero y yo. Este libro que ha alcanzado gran fama, tanto a nivel nacional como internacional pues ha sido traducido a numerosos idiomas, cuenta en una serie de capítulos cortos mediante una prosa altamente poética de gran belleza formal las andanzas del propio poeta y su burro Platero en los campos del pueblo que lo vio nacer, Moguer.

Esperamos que a través de este artículo y el anterior te hayas acercado un poco más a la figura de este extraordinario autor y esto te haya animado a adentrarte en la lectura de cualquiera de sus geniales libros.