La novela policíaca
La novela policíaca es un subgénero de la novela que suele llevar por argumento la resolución de un enigma, usualmente de tipo criminal. De forma que, ante una situación enigmática que suele implicar la consecución de un crimen o asesinato, la parte mayor de la acción mientras un astuto policía o detective va, poco a poco y frente a grandes peligros y dificultades, resolviendo el misterio. Es por ello que, además de policíaca, también se conoce a este subgénero como novela detectivesca.
Aunque podrían encontrarse numerosos antecedentes si intentásemos rebuscar en la historia, puede decirse que las primeras manifestaciones de novelas que se asemejaran a lo dicho en el párrafo anterior son las creaciones de Arthur Conan Doyle y de Agatha Christie, máximos exponentes de la tradición policíaca inglesa.
En los Estados Unidos de América fueron dos hombres los que, por encima de todos los demás, llevaron a las más altas cotas de popularidad a un género que siempre estuvo más vinculado al cine que a los libros. Estos dos sombres no son otros que Dashiell Hammett y Raymond Chandler. Sus novelas, ampliamente conocidas, dieron lugar al llamado cine negro, al que tanto provecho sacó Humphrey Bogart.
Hammett había trabajado como detective privado antes de iniciarse como escritor, y participó como soldado en las dos guerras mundiales. Como curiosidad, hacer saber que después de la Segunda Guerra Mundial Hammett pasó cinco meses en prisión, acusado –a causa de sus ideales progresistas- por el Comité de Actividades Antinorteamericanas dirigido por el senador McCarthy.
Con semejantes experiencias, sin duda fue capaz de desarrollar de forma brillante los ejes sobre los que giraron todas sus obras, ambientadas en mundos oscuros y violentos que conducían a sus personajes a un trágico y duro final. Con sus novelas quiso Hammett destapar el mal, la injusticia, el crimen y la corrupción que pervivían en la sociedad americana de su época. El principal mérito de esas novelas policíacas radica, de hecho, en cómo profundizan en la psicología de sus personajes, y en su capacidad para ir desgranando, muy poco a poco, la intriga del relato, de forma que pueda mantenerse la tensión dramática y el argumento no quede cerrado y desvelado hasta el mismo instante final.
No nos equivocaríamos si dijéramos que, de entre todas sus obras, la más conocida y brillante –tal vez por su genial adaptación cinematográfica- es El Halcón Maltés.
Acerca de Raymond Chandler, habría que empezar diciendo que, por encima de cualquier obra concreta, fue el creador del inmortal detective Philip Marlowe, a quien también interpretó en la gran pantalla el célebre Humphrey Bogart. En cualquier caso, su obra más conocida fue sin duda El Sueño Eterno, que, casualmente, también fue la que más éxito obtuvo en su adaptación cinematográfica.
La novela policíaca no se limita únicamente a la literatura anglosajona. En Francia, por ejemplo, Georges Simenon creó al detective Maigret, un personaje que se distingue por su humanidad y su comprensión de la naturaleza humana. En Suecia, la pareja de escritores Maj Sjöwall y Per Wahlöö desarrollaron una serie de diez novelas que, bajo el título genérico de «La historia del crimen», retratan la sociedad sueca de los años sesenta y setenta.
En Japón, la novela policíaca ha tenido un gran desarrollo, con autores como Edogawa Rampo, cuyo nombre es un juego de palabras con el de Edgar Allan Poe, y que es considerado el padre de la novela policíaca japonesa. En la actualidad, autores como Keigo Higashino han alcanzado un gran éxito con sus novelas de misterio.
La novela policíaca también ha tenido un gran desarrollo en América Latina, con autores como Paco Ignacio Taibo II en México, Leonardo Padura en Cuba o Claudia Piñeiro en Argentina, que han creado personajes memorables y han retratado con gran realismo la sociedad de sus respectivos países.
La novela policíaca, en definitiva, es un género que ha sabido adaptarse a los cambios sociales y culturales, y que sigue siendo un referente en la literatura contemporánea.