Libro de Buen Amor
El Libro de Buen Amor, escrito por Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, es la obra cumbre del “mester de clerecía” del siglo XIV. Su autor presenta el libro a modo de autobiografía, aunque la mayoría de la crítica defiende que en realidad se trata de una autobiografía ficticia y no debe identificarse a Juan Ruiz con la figura del protagonista.
A pesar de no conservarse el manuscrito original de la obra, contamos con tres manuscritos (Toledo, Gayoso y Salamanca) que guardan notables diferencias entre sí. A partir de ellos, el crítico Menéndez Pidal defiende la hipótesis de la existencia de dos redacciones para el texto, la primera hacia 1330 y otra más en torno a 1343.
Como el resto de los autores que se inscriben en el “mester de clerecía”, el Arcipreste de Hita emplea diversas fuentes para la composición de su obra. Así podemos citar la Biblia, los autores latinos como Aristóteles, Platón u Ovidio, o la literatura francesa y castellana en lengua romance.
Un rasgo esencial de esta obra es la heterogeneidad, pues está formada por muy diversos elementos. Tenemos:
– Una introducción en la que Juan Ruiz, con cierta ambigüedad, fundamenta el sentido del libro.
– La autobiografía ficticia en la que se cuentan una serie de aventuras amorosas con distintas mujeres y que da unidad a la obra.
– Una colección de ejemplos cuya finalidad es didáctica.
– La historia de Don Melón y Doña Endrina, adaptación del Pamphilus.
– Un relato alegórico que relata la batalla de don Carnal contra doña Cuaresma.
– Un pasaje que nos remite al Ars Amandi de Ovidio.
– Una serie de sátiras.
– Algunas composiciones líricas cuyas temáticas abarcan lo religioso y lo profano.
El estilo de Juan Ruiz proviene de la mezcla de lo culto y lo popular, encontramos en la obra tanto recursos eruditos como la amplificatio o la pregunta retórica como el empleo de refranes de la tradición popular. El lenguaje empleado tiende a ser realista reflejando, de esta forma, la vida cotidiana de la época.
En la métrica, fruto de la crisis poética que sufre el “mester de clerecía” en el siglo XIV, encontramos irregularidades en el uso de la cuaderna vía al aparecer no ya solo versos de catorce sílabas sino también de dieciséis. Además, en aquellas composiciones líricas que encontramos a lo largo de la obra podemos observar el empleo de versos de arte menor propios del popular zéjel.
A cerca de la intencionalidad con la que le Arcipreste de Hita escribió la obra, debido a su ambigüedad, encontramos dos posturas:
1. La que defiende una intencionalidad didáctica.
2. Aquella que declara al libro como una manifestación vital.
Lo más acertado parece considerar que en el libro se conjugan ambas y que Juan Ruiz sigue la máxima medieval del “enseñar deleitando” para exponer la contraposición del buen y el loco amor. De esta forma junto a las enseñanzas que el libro aporta encontramos como elemento fundamental el humor presente a lo largo de toda la obra mediante el uso de la ironía y la parodia.