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Lírica del Romanticismo

Publicado por Aroa Plaza

Aunque es a finales del siglo XVIII cuando se dejan ver los primeros atisbos románticos, es en la primera mitad del siglo XIX cuando el movimiento del Romanticismo se manifiesta en todo su esplendor. Este movimiento cultural y literario surge en Alemania de la mano de un grupo escritores denominado “Sturm und Drang” («tempestad y pasión») y, de ahí, se extiende al resto de Europa.

Los escritores románticos están dominados por un deseo irrefrenable de libertad, que se manifestará en su escritura en el rechazo de toda norma establecida. En este anhelo de libertad absoluta, el romántico se rebela contra la razón imperante en el llamado Siglo de las Luces (siglo XVIII) anteponiendo los sentimientos, la imaginación y la percepción, es decir, haciendo del subjetivismo una pieza esencial de su literatura. Esta exteriorización de sentimientos se refleja en la escritura mediante el uso de la exclamación, la interrogación, palabras con fuerte sonoridad y un vocabulario sombrío cuidadosamente escogido.

La literatura romántica nace envuelta en un halo de pesimismo ante el panorama político y social existente, que en muchas ocasiones lleva al escritor al suicidio. Por ello, los románticos se trasladan en sus obras a lugares lejanos y exóticos, donde la naturaleza es fundamental, e instalan a sus personajes en paisajes tétricos, oscuros, fúnebres, que reflejan el estado en el que se encuentra su “yo”.

La llegada del Romanticismo a España es algo más tardía y se presenta de forma menos impetuosa. La poesía romántica empieza a desarrollarse en España a partir de 1840 y alcanza su máximo esplendor en los poemas narrativos que tienen como protagonistas a personajes que se encuentran fuera en la sociedad, como por ejemplo, el pirata de la famosa Canción de José de Espronceda. Esta poesía reflejará las características del Romanticismo europeo y veremos en ella esos lugares lejanos y exóticos que se sitúan en épocas pasadas; el lenguaje será pomposo, cargado de signos de exclamación e interrogación, con toda clase de recurso estilísticos; en la métrica se volverá la mirada hacia el pasado y los ritmos y las formas estarán al servicio de los sentimientos de los personajes.

Como principales escritores del Romanticismo europeo podemos citar a los alemanes Johann Wolfgang von Goethe, de vital importancia, Friedrich Schiller, Novallis o Heine. En Inglaterra, nombraremos a William Wordsworth, Taylor Coleridge, Lord Byron, Percy Shelley y John Keats. En Francia destacaremos a Chateaubriand, Madame de Stäel, Alfred de Vigny, Alfred de Musset o Víctor Hugo. Y en Italia recordaremos a Giacomo Leopardi.

En España los autores más relevantes son el Duque de Rivas, José Zorrilla, Martínez de la Rosa y, sobre todo, José de Espronceda con obras como El estudiante de Salamanca, Canción del pirata o El diablo mundo.

Como poetas postrománticos, ya que desarrollan su producción literaria ya pasada la primera mitad del siglo XIX, debemos destacar a Rosalía de Castro con su obra Hojas nuevas y, ante todo, a Gustavo Adolfo Bécquer con sus Rimas, donde, con una visión introspectiva y delicada, aborda temas como el amor, la muerte la soledad, la inspiración, etc., a lo largo de setenta y nueve poemas.