Mester de Juglaría
En el siglo XIII, la literatura conoce dos modos de difusión: por un lado, encontramos la una literatura culta transmitida de forma escrita por los escritores que conforman el Mester de Clerecía (puedes repasar sus características en el siguiente enlace: Mester de Clerecía); y, por otro lado, tenemos una forma de literatura popular propagada de forma oral a través de la figura del juglar denominada Mester de Juglaría y que estudiaremos hoy.
Los juglares eran aquellas personas que se dedicaban profesionalmente, ya que recibían una paga a cambio, a cantar y declamar distintas piezas literarias en lugares públicos como las plazas o los castillos. Una de las características esenciales del Mester de Juglaría es su carácter oral, la literatura estaba hecha para ser recitada y esto permitía le permitía llegar un número mayor de personas; ya que, en la época el número de analfabetos era muy grande y solo así podías acceder a la cultura.
El oficio de los juglares no consistía solamente en recitar o cantar los textos, sino que también debían representar o gesticular de algún modo lo que estaban contando; además, la improvisación era una parte importante de la función y cada juglar agregaba a la composición una parte de sí mismo.
Los castillos y las casas de los nobles eran los lugares donde se concentraban los juglares puesto que, primordialmente, allí desarrollaban su oficio. Con el paso de los siglos, ya en el siglo XV, los grandes señores se convirtieron en los mecenas de los juglares, los protegían y sustentaban a cambio de desarrollar su oficio para ellos. Gozaron, entonces, de cierta importancia en las cortes. La figura del juglar se asocia también al mundo del teatro ambulante, que surge por la imposibilidad de ser representado con el consentimiento de la Iglesia que lo considera insultante y obsceno.
El lenguaje es sin duda el instrumento más importante que posee el juglar en el desarrollo de su ocupación y se sirve de una serie de recursos expresivos, frases hechas, fórmulas consagradas, etc. en su narración.
La razón de ser de la existencia de los juglares reside en estos tenían una triple misión: informar, hacer propaganda y entretener al pueblo. Ante la inexistencia de periódicos u otros medios que sirvieran para informar al pueblo de los acontecimientos más relevantes, los textos épicos transmitidos de forma oral por estos se convirtieron en el noticiero oficial por el que la gente conocí las hazañas y sucesos importantes para la colectividad. A la vez que el juglar informaba también hacían propaganda, es decir, trataban de convencer de algo al pueblo en un plano ideológico, político, etc. Además, las actuaciones de los juglares constituían uno de los entretenimientos preferidos por las gentes de la Edad Media.
Los Cantares de Gesta encontraban su voz en los juglares y así fueron difundidas estas composiciones líricas que contaban las hazañas de un héroe. Debido a la transmisión oral de estos poemas se conservan pocos textos que nos muestren sus características esenciales pero sí podemos apuntar algunas como su carácter anónimo, el uso de la métrica irregular y la rima asonante por parte de sus autores o la tendencia al realismo que huye de la fantasía. Algunos de los cantares que conocemos son: el Cantar de Mío Cid, el Cantar de los infantes de Lara o el Cantar de Sancho II.