Prosa narrativa del siglo XVII (I)
En el artículo de hoy retomamos el tema de la prosa barroca. Anteriormente, vimos uno de los tipos de prosa que se desarrollaron en España durante el siglo XVII, la prosa didáctica; hoy, vamos a dedicar este espacio al otro tipo de prosa que se escribía en aquella época, la prosa narrativa.
En este momento se produce un cambio en la narrativa, las fórmulas anteriores ya no funcionan y se buscan nuevos temas y tipos. Así, se pierde la novela de caballerías y disminuye el número de novelas con temática morisca o pastoril en favor del género picaresco, que alcanza un arrollador éxito, y de la novela alegórico-filosófica. Veamos las principales características de ambos tipos de novela:
1. LA NOVELA PICARESCA.
El Lazarillo de Tormes es la novela que inicia este tipo de narrativa durante el Renacimiento, cuya consolidación se produce ya en el Barroco. A lo largo del siglo XVII, la novela picaresca sufre un proceso de “desnovelización”, es decir, poco a poco irá perdiendo sus características esenciales como novela hasta convertirse, ya en la segunda mitad del siglo, en una descripción fiel de la realidad de la época. Podemos apuntar que, además de ese afán crítico que aparece ya en el Lazarillo de Tormes, el género picaresco posee un componente altamente aleccionador relacionado, en gran manera, con la Contrarreforma. En las novelas picarescas del siglo XVII se sigue empleando la estructura que se usaba en el sigo anterior: el protagonista, que pertenece a una clase social baja, narra su vida de forma autobiográfica a través del género epistolar.
El ejemplo más representativo de la novela picaresca del siglo XVII es El Guzmán de Alfarache (1599), de Mateo Alemán. Estructuralmente esta obra es similar al Lazarillo de Tormes, pero podemos observar cambios en la psicología y personalidad de su protagonista. Aquí el protagonista ya no es un ser inocente que sobrevive gracias a la picardía, sino que hace del hurto y el timo su medio de vida. Este es ya el verdadero pícaro.
La acción de El Guzmán de Alfarache se desarrolla en múltiples escenarios, ya que el protagonista está continuamente en movimiento. Las distintas aventuras que le suceden al pícaro en ese viaje, le sirven al autor para enseñar al lector, el fin de la novela es claramente didáctico y moralizante ya que al final de la obra el arrepentimiento del protagonista se presenta como una moraleja. En el Barroco, se pierde el sentido crítico de la novela picaresca que durante el Renacimiento, pretendía hacer una denuncia de la dura realidad del momento y ayudar a cambiarla; ahora, la sociedad aparece satirizada y se muestra la vileza del ser humano.
En la novela barroca, hallamos en su temática una dualidad: por un lado, aparece la predestinación y, por otro, el libre albedrío. El pícaro está destinado a una vida infame desde su nacimiento en una sociedad miserable y, además, cae de modo inevitable en el pecado mediante actos libres. Solamente existe la salvación a través del arrepentimiento.
En el artículo de mañana, seguiremos desarrollando el tema que nos ocupa, adentrándonos en alguna obra más de la picaresca, y veremos además un segundo tipo de prosa narrativa existente en la época barroca.