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Ramón J. Sender (II)

Publicado por Lourdes

senderEn el artículo de ayer te contamos cómo se encontraba el contexto de uno de los mejores autores de la literatura española de después de la Guerra civil: Ramón J. Sender. Además pudiste conocer algunos de los datos más relevantes sobre su vida personal. Pues bien, como ya te dijimos ayer, en el artículo de hoy nos centraremos en analizar las diferentes etapas literarias en las que se distinguió su ciclo creador. No pierdas un detalle.

Sin duda la generación de la posguerra española la inició este gran autor con su narrativa realista. Centrándonos en la primera etapa creativa de Sender, una de sus obras titulada «Imán» del año 1930 fue utilizada para crear una especie de credo contra todo tipo de actividad militar. Además la temática sobre la que giró el argumento fue la tragedia de la guerra de África. Otra de sus obras titulada «Siete domingos rojos» del 1932 cuenta una sublevación anarquista que no llegó a cumplir los objetivos que se marcó. Por último, la obra de Ramón J. Sender cuyo título es «Mister Witt en el Cantón» del año 1935, narra lo acontecido en el Cantón de Cartagena durante la Primera República.

Con respecto a la segunda etapa de este gran autor, hay que situarla temporalmente después de la guerra civil española. En este ciclo Ramón J. Sender demuestra su preocupación existencial pues se refleja en sus palabras. Además de esto, convierte en protagonistas a las personas que más habían sufrido la guerra y las consecuencias de ésta pues vivieron una situación marginal, injusta y degradada. De esta forma, los utilizó como símbolo indiscutible de sus obras. También hace un dibujo de la vida con un aspecto absurdo tras haberse esforzado tanto previamente inutilmente. Otras obras a destacar de la segunda etapa creativa de Ramón J. Sender son «El epitalamio del Prieto Trinidad» del 1942, «El Rey y la reina» de 1949, «La aventura equinoccial de Lope de Aguirre» del año 1964 y «El bandido adolescente» del 1965.

Pero sin duda, sus dos grandes obras maestras fueron las tituladas «El fugitivo» del año 1972 y «Réquiem por un campesino español», del 1960, cuyas temáticas giran en torno a la guerra civil o la posguerra.

Si nos centramos en su mejor obra, «Réquiem por un campesino», su personaje principal intenta buscar una explicación de por qué su monaguillo fue asesinado tras interceptar por él. Poco después en la misa de recuerdo a éste, despreció la hipocresía de todos los asistentes pues incluso había más de uno que había tomado partido en la ejecución del joven.

La novela histórica que en tantas ocasiones utilizó en sus creaciones, tenía frecuentemente datos y vivencias autobiográficas. Dentro de este género destaca su obra titulada «Crónica de alba» compuesta entre los años 1942 y 1966