Teatro de posguerra (II)
En el artículo de ayer nos encargamos de analizar el teatro que se desarrolló en la España de la posguerra. Si te lo perdiste, no te preocupes, pues puedes acceder a él presionando en el enlace directo que te proporcionamos a continuación:
Pues bien, después de Alejandro Casona, también existieron tres grandes figuras españolas del teatro de posguerra. Nos estamos refiriendo a Max Aub, Pedro Salinas y Rafael Alberti, de los que hablaremos a continuación.
Pero antes, quedó por hablar del resto de obras más relevantes del autor Alejandro Casona. Presta atención.
Antes de que la Guerra finalizara, este autor ya compuso varias obras teatrales. Sus títulos son: «La sirena varada», del año 1934; «otra vez el diablo», del 1935; «Nuestra Natacha», del 1936; «Prohibido suicidarse en primavera», del 1937; y después, «La dama del alba», del 1944; «La barca sin pescador», publicada en el 1945 y «Los árboles mueren de pie», del 1949.
Max Aub nació en París en el año 1903 y murió en México en el 1972. Sus composiciones dramáticas reflejan una clara actitud política. En el año 1942, se vio obligado a escaparse de un campo de concentración de Argelia y marcharse a México. El objetivo de sus obras dramáticas era el de denunciar todo el sufrimiento que padece la sociedad por razones políticas ajenas a su voluntad como las opresiones, la injusticia, las guerras, etc.
Una de sus obras más conocidas fue la titulada «San Juan», en la que cuenta la triste historia de un barco repleto de refugiados que no son acogidos en ningún país por temor a lo que les podría ocurrir de la mano de los nazis.
Otra de sus obras fue «El puerto» y «Los excelentes varones», del 1946.
Pedro Salinas nació en el año 1891 y murió en el 1951. Sus tres obras teatrales más importantes que tenían en común su estructura en un solo acto fueron las tituladas: La estratoesfera», «La fuente del arcángel» y «Los santos».
Por último, Rafael Alberti que nació en el 1902 en El Puerto de Santa María y murió en el 1999, narró en una obra teatral de un largo acto titulada «Museo del Prado» la hipotética historia de los personajes que aparecen plasmados en las obras de Goya de los fusilamientos que volverían a estar dispuestos a ser ejecutados defendiendo su causa en el Madrid del 1936.
Otra de sus obras fue la titulada «La Gallarda» que cuenta la historia de una mujer que está enamorada de un toro que más tarde resulta ser el mismo animal que acaba con la vida de su marido con una cornada. La realidad de esta gran obra es que existe una simbología detrás del toro que representa a los celos.
Finalmente merece la pena destacar otra de sus obras titulada «El adefesio».