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Virginia Woolf

Publicado por Pablo

Virginia WoolfEl eje de una de las obras más importantes de principios del siglo XX –a saber: En busca del tiempo perdido, de Proust- había sido el tiempo. Proust puso en boga su uso en la novela, lanzó la idea y después le siguieron otros grandes, como Joyce, cuyo Ulises también innova en ese sentido. La tercera gran autora que iba a seguir explorando esta prometedora vía sería Virginia Woolf.

Woolf vivió desde pequeña en un ambiente de escritores, poetas y filósofos. Tras la muerte de su padre a comienzos de siglo, se trasladó con sus hermanos al barrio londinense de Bloomsbury, donde formó parte un grupo del mismo nombre que se convirtió en todo en un centro de renovación cultural y de repulsa a la moral a los tabúes victorianos. La joven Virginia vivió en una constante insatisfacción por su obra, lo que la llevaba a incesantes depresiones. La última de ellas, unida a los bombardeos alemanas sobre el sur de Inglaterra que hacían presagiar un oscuro futuro, la llevó a suicidarse. En 1941.

Woolf había escrito su primera obra pasada la treintena. Viaje de ida (1915), es una novela cyo valor radica en la transmisión de sensaciones más allá de la propia trama argumental. En los siguientes años siguió escribiendo alguna que otra novela y diversos relatos breves sin alcanzar la plenitud como novelista. Este paso lo dio, de hecho, con El cuarto de Jacob (1922), una novela sobre la vida de un muchacho desde la niñez hasta su muerte en la Gran Guerra. Sin embargo, vuelve a ocurrir que la importancia de la obra no está en el argumento, sino en la “forma”, en cómo la autora presenta y cuenta la vida del personaje. De hecho, lo hace de forma indirecta, sin apenas hacer referencia directa a Jacob.

Poco después, en La señora Dalloway (1925), empezó a marcar las pautas del tiempo en una historia condicionada por las campanadas del reloj que suceden a lo largo de un día, que es el lapso de tiempo en el que trascurre toda la historia. Dos años más tarde publicó la que para los críticos es su mejor obra, Al faro, que presenta a la familia de un profesor de filosofía. Ramsay pasa el verano en las islas Hébridas y prepara una excursión en barca al faro de una isla cercana. Uno de sus hijos, James, está disgustado ante la posibilidad de que llueva y se anule la excursión, como finalmente ocurre. Años después, cuando ya la esposa del profesor ha muerto, se realiza la vista al faro. Desde tierra, les observa una amiga pintora secretamente enamorada de Ramsay.

La obra adquirió un reconocimiento inmediato, lo que llevó a la autora a acometer nuevos proyectos. Su siguiente obra fue Orlando, una biografía, obra que transcurre en tres períodos distintos de la Historia: el siglo XVI, el XVIII y el presente. Más adelante volvería a dar saltos en el tiempo en su novela Los años.

Antes de morir, Woolf dejó lista una nueva novela titulada Entre actos, en la que, en un solo día, un personaje se pasea por los grandes momentos de la historia del país para terminar, otra vez, en el presente. Un ejemplo más de las variaciones en el tiempo que la hicieron célebre y admirada.