Yukio Mishima
En el artículo de hoy nos centraremos en uno de los pocos autores japoneses que ha alcanzado una popularidad mundial. Se trata de Yukio Mishima, nacido en Tokio en el año 1925 y murió en la misma ciudad en el 1970.
Este escritor japonés no se centró exclusivamente a un solo género, sino que cultivó diversos como: la novela, el teatro, el cuento, el poema, el artículo y el ensayo.
La temática que Yukio Mishima utilizaba en sus obras solía ser intrépida, valiente y sorprendente, ocupándose de la pasión del ser humano. Toda esta fuerza de contenido difiere del detalle, la sutileza y el freno que caracterizaban al estilo del autor japonés.
Yukio Mishima perteneció a una familia de clase social alta-media y tuvo antepasados samuráis, de lo que solía hablar a menudo con orgullo. Fue un niño precoz pues compuso sus primeras obras con trece años.
Participó en la Segunda Guerra Mundial, incluso ofreciéndose como kamikaze, sin embargo, acabó trabajando en una fábrica aeronáutica. El hecho de haber sobrevivido a semejante contienda, le provocó un trauma que lo perturbó durante toda su vida.
Con respecto a sus influencias literarias, se sintió motivado tanto por el romanticismo japonés como por la literatura occidental. Claros ejemplos de ello fueron las obras llamadas: «El bosque en flor», del 1941, «El cigarrillo», del 1946 y «Ladrones», de los años 1946 y 1948. Otro aspecto que tenían en común dichas obras fue su temática alejada de la tragedia que giraba en torno a el fracaso en la Segunda Guerra Mundial.
Aunque consiguió doctorarse en Derecho en el año 1947, esta profesión no le llenaba tanto como la literatura, con lo que a partir de esa fecha se centró plenamente en ello.
En el 1949, publicó la obra que lo catapultó a la fama, «Confesiones de una máscara». Aunque la mayoría valoró positivamente este título, sí que existió cierto asombro por la temática sobre la que gira la obra: la confesión del protagonista de que es homosexual.
Años después publicó otras obras como «El pabellón de oro», en el año 1956, cuyo protagonista era un monje o «La casa de Kyoko», en el 59. Sin embargo, nunca consiguió el éxito acaparado por «Confesiones de una máscara».
Un aspecto a destacar de la personalidad de Yukio Mishima era que era un hombre de acción y por ello seguía al pie de la letra los fundamentos de la ética samurái. Relacionado con ello escribió la obra llamada «El camino del samurái. En defensa de la cultura», publicada en el año 1968.
Esta idea le marcó durante los últimos años de su vida, ya que se obsesionó por el culto al cuerpo y practicó deportes extremos como la halterofilia o las artes marciales.
En el 1968 fundó un grupo paramilitar que propiciaba el resurgimiento del Bushido, es decir, el código bajo el que se comportaban los samuráis.
Al no conseguir el objetivo por el que luchaba, decidió suicidarse siguiendo el rito del «seppuku» pronunciando la frase «Larga vida al emperador».