El maestro y Margarita de Bulgákov
Esta obra del escritor ruso Mijail Bulgákov vio la luz por primera vez en el año 1966. Si bien la novela hacía mucho que había sido escrita, concretamente en 1929. Sin embargo, las obras de este escritor habían sido consideradas contrarias al ideario comunista, o más bien enemigas del régimen de Stalin, por ello no llegó a verla publicada en vida.
Su enfrentamiento con las autoridades soviéticas hizo que su prometedora carrera literaria se perdiera. Algo que también sufrieron otros autores de su generación como Boris Pasternak, Anna Ajmatova o Andrei Platonov, entre otros. Algunos de ellos fueron encerrados por la KGB e incluso deportados a Siberia, sin embargo la vida de Bulgákov no acabó así, y le dejaron languidecer sin éxito alguno hasta que murió en 1940 debido a sus problemas de salud.
Sin embargo, pese a la represión de los estamentos del gobierno, él nunca cambió su modo de escribir ni su criterio crítico. Incluso le pidió por carta al propio Stalin que le dejara abandonar el país, ya que no se iba a dejar censurar. Y evidentemente, no se le otorgó su petición, aunque tampoco se le castigó. Simplemente se impidió la publicación de sus libros.
Entre ellos este de El maestro y Margarita que hoy en día se considera su obra maestra. En él nos hace una sátira despiadada de Moscú, una urbe completamente burocratizada. A esa ciudad llega el diablo y su cortejo de demonios, con un gato que habla y una bruja nudista. Así comienza un relato cargado de símbolos y de referencias a la historia y las costumbres moscovitas.
Precisamente por ello, su obra se convierte en algo trascendente. Supera el propio episodio de la URSS y el régimen de Stalin, y alcanza un tono de universalidad. Aunque siempre el contexto en el que vivió el autor y creó su obra sea plenamente reconocible.
Pero como decimos es un libro repleto de símbolos, y difícil de hacer una sinopsis. Lo mejor es leerlo y opinar sobre él. Algo que el propio Bulgákov hizo en varias ocasiones. De hecho, en su primera versión, una vez terminada, lo destruyó en el fuego. Para inmediatamente volverlo a reescribir, aunque a lo largo de los años hizo varias versiones. Y la cuarta y definitiva la dejó sin acabar. Algo que haría su esposa tras su muerte, ya que ella había estado presente y participado en todo ese arduo proceso creativo.