La Eneida de Virgilio
A veces podemos pensar que los artistas son espíritus libres que solo van a donde su creatividad les lleva. Pero a lo largo de la historia son infinidad los creadores que han hecho sus mejores obras debido a que recibieron encargos de trabajo más o menos estrictos y con un tono claramente propagandístico.
Tal vez el ejemplo más paradigmático en este sentido sean los frescos que pintó Miguel Ángel Buonarrotti para la Capilla Sixtina del Vaticano. Pero hay otros muchos ejemplos, casi infinitos a lo largo siglos y siglos de creaciones, así como ocurre en todas las disciplinas artísticas, desde el cine hasta la arquitectura o la escultura, y por supuesto también en la literatura.
Una buena muestra de ella nos la encontramos en la Antigua Roma. Allí el célebre poeta Virgilio, autor de los famosos versos de sus poemas de las Bucólicas y las Geórgicas, recibió un encargo muy especial del propio emperador romano, el primero de todos ellos: César Augusto.
Augusto le pidió a Virgilio, cuyo nombre completo era Publio Virgilio Marón que creara una obra en la que narrara como llegó a fundarse la ciudad de Romana. Y no solo eso, sino que al propio emperador se le emparentara con algún origen de carácter heroico y mítico. Así que se eligió la historia de Eneas, uno de los valerosos combatientes de Troya.
Por supuesto todo el relato tiene un tono épico y de epopeya. Y aunque sea una narración, está escrito en verso, concretamente en versos hexámetros. Con ellos se realizan 12 cantos, los cuales están claramente influenciados por las obras de Homero, tanto la Odisea en la primera mitad, como la Iliada en la segunda. Porque como en tantas otras cosas, la literatura romana en latín también es deudora de la cultura de la Antigua Grecia.
No obstante, aunque la influencia helena es innegable, los romanos siempre transformaron las fuentes de inspiración griegas, fueran escultóricas, literarias o filosóficas, y las llevaron hacia terrenos más realistas. Por eso, en la Eneida, el protagonista se nos muestra mucho más humano que los héroes griegos tipo Ulises, y posee sentimientos y una complejidad psicológica descrita con detenimiento.
Eso no impide que el relato sea realmente el prototipo de un cuento épico, tanto que se convirtió en el poema nacional para los romanos. Pero, ¿qué nos cuenta? Pues básicamente la vida de Eneas, que era medio hombre, medio dios, ya que era hijo del mortal Anquises y de la diosa Venus.
Eneas y otros compatriotas, además de su padre y su hijo, decide abandonar una Troya ya destruida para buscar el lugar ideal donde levantar una nueva ciudad. De este modo, tras varios años de dura travesía, que por momentos es infernal, por fin llega a la región italiana del Lazio, y allí precisamente es donde va a fundar Roma. Un lugar que siglos después será gobernado por uno de sus descendientes: César Augusto.