Las pupilas del señor rector de Julio Diniz

Las pupilas del señor rector publicada en 1866 es seguramente la obra más aclamada del escritor portugués Julio Diniz. Si bien eso era un seudónimo ya que su verdadero nombre fue Joaquim Guilherme Gomes Coelho (1838 – 1871).

Este autor tiene un estilo que es claramente deudor de autores del realismo británico, especialmente representado por Jane Austen, autora de obras como Orgullo y prejuicio o Emma.

De hecho, en los escritos de Diniz hay constantes referencias a esta escritora, y también a otros como Richardson o Goldsmith. Por ello, a veces se han tildado sus libros de poco originales. Pero tienen el valor de introducir en la lengua portuguesa ciertos rasgos estilísticos que no se habían visto antes en ese idioma.

Sin olvidar que en la literatura de Diniz, tanto en la obra que aquí nos ocupa como en Una familia inglesa, otro de sus libros más alabados, siempre hay una clara intención pedagógica y educativa para los lectores.

Es decir se trata de un autor bastante moralista, eso sí de corte progresista y con el objetivo de instruir a su pueblo, bastante inculto por aquella época.

De hecho en Las pupilas del señor rector se dedica a mostrarnos las costumbres rurales más típicas del Portugal profundo, y a partir de ahí pretende moralizar a esas gentes que no miran hacia el progreso, sino que más bien parecen ancladas en el pasado. Ese propósito educativo desde luego que se hace desde un punto de vista muy burgués, con una actitud que por momentos parece casi más propia de los objetivos de la Ilustración europea del anterior siglo XVIII. Algo que por otra parte no es más que un reflejo del atraso social que se sufría en el país luso en comparación con otros países del continente europeo, sobre todo los del centro y el norte.

Lo cierto es que al comienzo hemos calificado la obra de Julio Diniz como de realista, pero la verdad es que también hay mucho idealismo y moralismo.

Hemos de decir que la novela de Diniz no la podemos considerar una obra maestra del siglo XIX, y mucho menos en comparación con otros libros que se publicaron por entonces en lenguas como la inglesa, la francesa, la española o la alemana. Pero en cambio nos parece interesante mencionarla aquí, para plasmar la variedad de literaturas existentes, y que muchas veces pasan completamente desapercibidas.