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Publio Ovidio Nasón

Publicado por Pablo

OvidioA diferencia de la mayoría de los poetas clásicos que hemos tratado –Virgilio, Horacio, Catulo…-, de la vida de Publio Ovidio Nasón lo sabemos prácticamente todo. Hasta la fecha en la que nació: el 20 de marzo del año 43 a.C. Este hecho no parecerá tan sorprendente si decimos que fue el propio poeta el que se preocupó de que su vida fuera bien conocida después de su muerte. En realidad, tan sólo mantuvo oculta una cuestión, a saber: las verdaderas causas que motivaron el terrible enfado de Augusto, que incluso llegó a desterrarlo, cuando habían llegado a ser muy buenos amigos. Pero centrémonos en su valor como escritor, que es lo verdaderamente relevante.

La mejor y más importante obra de Ovidio fue, sin duda, las Metamorfosis. Se trata de un intento de relatar los mitos más importantes, de una suerte de “enciclopedia de mitología”. Sin embargo, Ovidio la escribió con la intención de llegar las mismas cotas literarias que había alcanzado la Eneida, de Virgilio. Reunió más de 200 mitos y leyendas, y las ordenó de forma cronológica con un talento extraordinario. Abarcó de este modo desde los orígenes del mundo hasta la metamorfosis de Julio César en estrella. Y es que, tal vez, la mayor genialidad de esta obra sea el modo en que Ovidio logró encadenar unas historias con otras, dándole al poema una estructura unitaria y coherente.

El poema consta de 15 libros, a lo largo de los cuales surgen todos los temas mitológicos, desde el nacimiento del mundo y la edad de oro de los hombres, hasta el rapto de Europa, la edificación de Tebas, el viaje de los argonautas, las aventura de Perseo, la historia de Dédalo e Ícaro huyendo del laberinto del minotauro, la guerra de Troya, etcétera. Y así, hasta llegar a la época de Augusto.

Todos esos temas mantienen una conexión clara gracias a la similitud de género y a la continuidad temática que es establece entre el final de un libro y el comienzo del siguiente. Es sorprendente la capacidad de Ovidio de lograr tan perfecta armonía entre diferentes historias, cuando éstas cuentan relatos tan diferentes.

Sin duda, Ovidio alcanzó su objetivo y sus Metamorfosis pasaron a la posteridad, como lo hizo la Eneida de Virgilio. Sin embargo, y al contrario que aquella, la obra de Ovidio no pretendía enaltecer el orgullo nacional del pueblo romano, sino tan sólo entretener y fascinar con el ingenio y la fantasía de las historias narradas. No hay en ellas adoctrinamiento moral alguno, como ocurre en la Eneida.

En cualquier caso, el valor recopilador de las Metamorfosis ha sido de incalculable valor para los estudios posteriores. De hecho, se trata de la obra literaria que más veces ha sido ilustrada e las artes plásticas después de la Biblia.