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La inmortalidad de Kundera

Publicado por A. Cerra

El escritor Milan Kundera, checo de nacimiento pero francés de adopción, es mundialmente famoso por su maravillosa novela La insoportable levedad del ser. Pero dentro de su ya larga producción hay otros títulos muy interesantes, como su relato corto de La lentitud o esta genial novela de La inmortalidad.

Si en la citada La insoportable levedad del ser se pueden vislumbrar ciertos avatares de la vida de Kundera en la extinta Checoslovaquia, de donde se tuvo que exiliar, en el caso de La inmortalidad asistimos a su corrosiva visión de la vida en Europa occidental en las últimas décadas del siglo XX.

Es una novela con infinidad de personajes, la gran mayoría de ellos ficticios, pero también los hay reales e históricos como Goethe, Ernest Hemingway, o él mismo, ya que por primera vez el propio Milan Kundera interviene como personaje en uno de sus libros. Y, ¿de qué nos habla en esta novela polifónica, con tantos personajes? Pues ni más ni menos que de algo universal, la búsqueda de inmortalidad.

Pero todo ambientado en nuestra sociedad moderna y consumista, a la que le hace una durísima y ácida crítica. Aunque el relato se ubique en los años 80 del pasado siglo XX, lo cierto es que el lector actual se puede ver completamente reflejado. Con su increíble conjunto de personajes figuras nos muestra como el hombre lucha como un poseso por alcanzar una modernidad a veces absurda. Rindiendo culto a la tecnología siempre que hace falta. Y desde luego venerando la imagen. De hecho, una de las críticas más duras es hacia los medios de comunicación que lo llenan todo de vana apariencia, lo cual sirve para ocultar una serie de cambios de valores en la cultura occidental.

Con lo dicho hasta ahora se puede pensar que se trata de un relato espeso y muy denso. Pero no es así. Genera una galería de personajes de lo más variado, y en su prosa no falta el humor, así como las deducciones sorprendentes y plenas de lucidez. Es una novela radicalmente libre en el sentido de como argumenta, ordena y presenta la narración. Porque como siempre ocurre con las obras de Milan Kundera no solo estamos ante relatos interesantes por lo que nos cuenta y nos transmite, también son textos brillantes por el cómo los escribe. Con un estilo que solo se puede definir con una expresión: “es Kundera”.