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Los poetas malditos ingleses

Publicado por A. Cerra

El Romanticismo básicamente fue un movimiento artístico que se dio entre finales del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX, y cuyo espíritu afectó a todas las disciplinas creativas. Desde la música hasta la pintura o la escultura, y también se escribieron mucha obras siguiendo las pautas del Romanticismo. Unas obras que también afectaron a todos los géneros, fuera la prosa de las novelas, los diálogos del teatro o los versos de la poesía. No obstante, se relaciona siempre mucho más el estilo romántico con la lírica.

La característica común entre todas estas obras, era que en ellas se traslucía una filosofía de vida que ponía ante todo los sentimientos y la subjetividad. Una tendencia que entraba en oposición con lo que se solía enseñar en las academias de la época, donde se abogaba por lo racional.

No obstante, para ser un buen artista romántico, o sobre todo para trascender en la historia, también había que enfrentarse a las convenciones y a las reglas más tradicionales. Y mejor aún se contemplaba la vida con un punto de vista angustioso, desconsolado, rebelde pero escéptico.

Pues bien, todo ello lo tienen en común los tres poetas malditos ingleses más famosos de su tiempo. Tres escritores cuyas vidas no estuvieran exentas de episodios escandalosos, y parece mentira que así fuera, ya que los tres vivieron pocos años. Estos poetas fueron Lord Byron, John Keats y Percy Bysshe Shelley.

Posiblemente, el primero, Lord Byron, fue el más famoso de ellos. Un personaje que realmente se llamó George Gordon, pero que como nos podemos imaginar tenía un título aristocrático. Sin embargo, esa categoría social no supuso que fuera un conservador. Todo lo contrario. Tuvo un carácter muy rebelde y apasionado. Además fue un viajero impenitente y fruto de ellos son algunas de sus mejores obras, como Peregrinación del escudero Harold.

No obstante, quizás la más reconocible es su Don Juan. Un largo poema sobre el más legendario seductor. Una obra ideal para establecer paralelismos con su vida licenciosa. Una vida corta, ya que falleció a los 36 años. Eso sí, siendo él mismo y luchando por la independencia de su querida Grecia.

John Keats, todavía murió más joven, ya que lo hizo a los 26 años, y falleció por la enfermedad más romántica de todas: la tuberculosis. Una afección pulmonar que también se llevó a otros artistas europeos de la época, como el propio poeta español Gustavo Adolfo Bécquer.

Pero antes de eso nos dejó algunos de los poemas más hermosos del siglo, los cuales hoy se agrupan bajo el título de Odas. Y también son muy recomendables sus libros de Hiperión y Endimión.

La muerte de Keats fue un auténtico varapalo para el tercero de nuestros poetas: Percy Bysshe Shelley. De hecho, a él le dedicó una de sus obras culmen, Adonais, en la que como siempre se puede ver todo su carácter irreverente e idealista.

En este caso falleció a los 29 años, tras escribir también obras como Mont Blanc, o la Oda al Viento del Oeste. Y además se había casado ya con su esposa Mary, la cual adoptó su apellido y escribió uno de los relatos de terror más famosos de todos los tiempos: Frankenstein.