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Modalidades oracionales (práctica)

Publicado por Aroa Plaza

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Hoy dedicaremos este espacio a la práctica de la modalidad oracional. Con el fin de que logres distinguir el tipo de modalidad de cada oración según la intención que le hablante ha tenido al pronunciarla, te proponemos un texto en el que tendrás que localizar tres oraciones de cada tipo de modalidad. Para que no dejes ningún tipo atrás, te recordamos cuáles son los tipos de modalidad oracional que existen: – Oraciones enunciativas: afirmativas o negativas.

– Oraciones interrogativas: directas o indirectas y parciales o totales.

– Oraciones Exclamativas.

– Oraciones desiderativas u optativas.

– Oraciones dubitativas.

-Oraciones imperativas o exhortativas.

Si necesitas más información sobre este tema puedes conseguirla pinchando en el enlace La oración: definición y tipos.

Texto:

«Ojalá no hubiera decidido volver nunca más a aquel lugar. Cuando llegué la puerta estaba entreabierta, entré despacio y no escuché ningún sonido. A qué se debía aquel silencio que convertía a aquella alegre residencia de estudiantes en un sitio que daba miedo. Recorrí el lugar, entré en todas las habitaciones buscando desesperadamente a alquilen que me explicara qué había sucedido allí. Deseé con todas mis fuerzas que la señora Smith apareciera con su gesto serio para echarme la bronca por hablar alto y hubiera pronunciado aquellas palabras que tantas veces escuché: ¡Cállate de una vez, verdulera! Pero nadie interrumpió el silencio sepulcral del lugar. Quizá la residencia hubiera dejado de dar beneficios y echar el cierre hubiera sido la única solución. Necesitaba aire fresco, todo aquello me abrumaba, y salí a la calle. En aquel instante, pasaba por allí un hombre y me dispuse a averiguar qué había ocurrido con la residencia. Así que, me dirigí a él y pregunté: -Señor, ¿podría decirme por qué no hay nadie en la residencia? Aquel hombre me miró y al escuchar mi pregunta cambió la expresión de su cara, que tal vez mostrara inquietud o lo que es peor miedo, y respondió: -¿No sabes nada? ¡Qué extraño! Si es así, será mejor que permanezcas en la ignorancia, recoge tus cosas y márchate bien lejos. Me dejó allí pasmada y se marchó exclamando: -¡Pobre criatura! Por qué aquel hombre no había querido decirme lo que allí había ocurrido, por qué se compadecía de mí. No entendía nada. Tal vez el hombre tuviera razón y lo mejor fuera que me marchase, pero no podía hacerlo sin saber qué había sucedido con aquel lugar. Solamente me quedaba por revisar el sótano, me armé de valor y pensé: -¡no tengo miedo! Bajé despacio las escaleras, ojalá encontrara algo allí pues la intriga me devoraba, llegué al último escalón y miré a mi alrededor y no hallé nada extraño. El sótano tampoco era la respuesta.

Estaba cansada y quería dormir, pero sobre todo quería saber. Me acerqué a la ciudad y pregunté a todos los habitantes que encontré y todos repetían las mismas palabras que salieron de la boca de aquel hombre y no puede saber qué había pasado. Estaba perpleja y decidí coger un autobús que me llevara de vuelta a casa. Cuando subí el conductor resultó ser el hombre que encontré en la puerta de la residencia y se dirigió a mí lanzando una pregunta: -Señorita, ¿podría decirme por qué no hay nadie en la residencia? Y yo contesté: -¿No sabe nada? ¡Qué extraño! Si es así, será mejor que permanezca en la ignorancia.

Aún sigo sin saber qué fue lo que sucedió aquel día y posiblemente sea mejor no saberlo jamás, pero en mi cabeza no puedo dejar de escuchar, una y otra vez aquellas palabras:¡Pobre criatura!”

Solución:

Aquí tienes algunos ejemplos:

Enunciativas:

– Cuando llegué la puerta estaba entreabierta, entré despacio y no escuché ningún sonido.

– Necesitaba aire fresco, todo aquello me abrumaba, y salí a la calle.

– Estaba perpleja y decidí coger un autobús que me llevara de vuelta a casa.

Interrogativas:

– A qué se debía aquel silencio que convertían a aquella alegre residencia de estudiantes en un sitio que daba miedo.

– ¿Podría decirme por qué no hay nadie en la residencia?

– ¿No sabes nada?

Exclamativas:

-¡Qué extraño!

-¡Pobre criatura!

-¡no tengo miedo!

Desiderativas u optativas:

– Ojalá no hubiera decidido volver nunca más a aquel lugar.

– Deseé con todas mis fuerzas que la señora Smith apareciera con su gesto serio para echarme la bronca por hablar alto.

– Ojalá encontrara algo allí pues la intriga me devoraba.

Dubitativas:

– Quizá la residencia hubiera dejado de dar beneficios y echar el cierre hubiera sido la única solución.

– Tal vez aquel hombre tuviera razón y lo mejor fuera que marchase.

– Y posiblemente sea mejor no saberlo jamás.

Imperativas o exhortativas:

-¡Cállate de una vez, verdulera!

– Recoge tus cosas.

– Márchate bien lejos.